Autónomos: las trampas de la nueva ley

Ley de autónomos: puntos calientes

Una de las principales reivindicaciones de los autónomos de nuestro país era la de desgravarse conforme al uso de la vivienda. En concreto, de los gastos derivados de su uso. Esta reivindicación pretende tener en cuenta el aumento de autónomos cuyos trabajos pasan por hacerse en casa gracias a las nuevas tecnologías. Si bien se contempla la desgravación de hasta un 30%, dicha cifra es engañosa. Lo es porque en realidad se tendrá en cuenta un coeficiente donde el 30% será un máximo prácticamente inalcanzable para cualquiera. En la mayoría de los casos no llegará al 6,7% ya que se debe acreditar el uso completo de la vivienda, caso que casi nunca sucede.

La cuestión de la bonificaciones para autónomos derivadas de la llamada «tarifa plana» seguirán beneficiando únicamente a los autónomos de alta nueva. Eso quiere decir que, en muchos casos, por ejemplo, un autónomo de menos de 30 años que no se haya dado de alta en el RETA posteriormente a la entrada en vigor de la medida, no podrá beneficiarse de dicha bonificación. Para muchos autónomos esta medida resulta injusta. De paso, también resulta insuficiente para aquellos que se dan de alta como nuevos miembros.

Por otro lado, tampoco podrán desgravarse gastos de los gastos de comida. En el caso de que quieran hacerlo, deberán hacerlo previa emisión de factura y solo a partir del pago con tarjeta. De nuevo, es el Gobierno quien propone las condiciones y no otorga apenas flexibilidad.

El principal caballo de batalla

La principal reivindicación ha quedado en agua de borrajas, al menos por el momento. La propuesta (más que lógica) de ajustar la cotización de los autónomos según sus ingresos no ha sido contemplada. Se ha anunciado que se discutirá en el próximo Pacto de Toledo. Sin embargo, no tiene pinta de que vaya a avanzar. Países del entorno como Italia hacen cotizar a sus autónomos en función de sus ingresos.

En España, ciertamente la situación es sangrante. La cuota mínima es de 275 euros mensuales. Aparte de ello, se suma el pago del IVA trimestral (que en otros países no existe). Esta situación ciertamente hace difícil emprender en nuestro país. Por otro lado, la reciente aparición de estas nuevas medidas se ve magnificada por los recientes episodios que tienen que ver con las llamadas cooperativas de autónomos.

Al tiempo que el Gobierno no ha promovido básicamente ninguna de las mejoras propuestas por los autónomos (al menos en lo sustancial que les afectaba, que era el tema de la cotización), ha declarado la guerra a una forma alternativa de trabajo.

También contra otras formas de cotizar

Existen en nuestro país miles de personas que, gracias a el trabajo por cuenta propia generan ingresos inferiores al salario mínimo interprofesional. En muchos casos, de sus actividades ni siquiera se generan 300 euros. La alternativa que tenían hasta ahora es hacer su tributación a través de las llamadas cooperativas de autónomos. El Gobierno ha declarado como ilegal este método. Ahora de hecho va a perseguir a todos los clientes de estas cooperativas. Esto, naturalmente, afectará también a las empresas para las que dichos profesionales trabajaban.

Dichas personas se ven en la alternativa de hacerse autónomos o, directamente, cobrar en negro. Es así como parece que de un lado el gobierno no ha contentado a los autónomos y del otro ha asfixiado a miles de personas que no encuentran rentable el modelo de tributación y modelo de trabajo para autónomos propuesto en nuestro país.

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